martes, 23 de diciembre de 2008

dOS eN la CarretERa....cRÍticA



"Dos en la carretera". Dirigida por Stanley Donen en 1967 y protagonizada por Audrey Hepburn, Albert Finney, Eleanor Bron, William Daniels, Nadia Gray, Claude Dauphin. Nunca Stanley Donnen, ni Albert Finney ni Audrey Hepburn (que rodó la película en unas circunstancias personales muy parecidas a las de la protagonista, circunstancias que desembocarían en su posterior divorcio), han estado mas lúcidos, más ácidos, más serios y realistas, sin caer por ello en la oscuridad, la amargura o el registro plano y gris (no faltan momentos alegres o dulces en la narración, como en la vida misma...).La película ha sido clasificada como una road movie, a falta de otra definición mejor, y tal vez sea una definición válida, si entendemos la carretera por la que ambos personajes se desplazan como una metáfora de sus vidas en común, pasando por todos los momentos de su vida en pareja; encuentro, romance, aburrimiento, engaño, desengaño, y evaluación de la situación para ver si merece la pena continuar el viaje, efecto metafórico amplificado por el hecho de que todos estos momentos se narran en paralelo, de modo que llega un momento en el que, como voyeurs fílmicos, (o como si fuesemos ellos mismos), podemos experimentar a la vez todos los estados de su vida,(comprimidos en esos distintos viajes por la carretera), y compararlos, analizándolos en su conjunto.Una película que, aunque haya quien ha querido verlo asi, no es en absoluto pesimista,-aunque si esta salpicada a veces de un cinismo que se puede confundir con ello- porque en ningun momento, pese al devenir normal de la vida, que no es siempre, mal que pese a muchos (aunque sí en ocasiones, demos gracias por ellas), de color de rosa, se pierde,al fin, la esperanza de superarlo todo y seguir adelante. Hecho increíble que juro que jamás había visto en ninguna película, ni siquiera en la bella "American Beauty", que se pierde con sus toques fantásticos y sus personajes realistas, pero"extremos", esta película es,en esencia, como la vida misma; Nada más. Y nada menos.Mención aparte merece además el hecho de que la película es, de alguna forma, el equivalente a la cima de una montaña rusa; está en el punto álgido y se nota, pero un centímetro más y empezara a caer.En ese punto de equilibrio, fantástica la dirección, la actuación de Audrey Hepburn y de Albert Finney. Y además,otro de sus grandes atractivos, la nota de color del aspecto estético: esa época de los últimos sesenta que se nos muestra una última vez en todo su esplendor, antes de, si no perderse con la entrada de los cínicos y desencantados - pero aún socialmente comprometidos - setenta, sí de diluirse para siempre hasta llegar al momento presente.Espléndida la fotografía, los decorados, esos coches, esas fiestas, esa musica a cargo del siempre elegante Henry Mancini, original, y deliciosa estética, a cargo de la diseñadora Mary Quant....Un clásico poco conocido...pero imprescindible.

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