sábado, 10 de enero de 2009

¡Mamma mía con ''Mamma Mía!''!


Siendo ‘Mamma Mía!’ uno de los musicales más exitosos de los escenarios de todo el mundo, no es de extrañar que en un momento u otro tuviera su pertinente adaptación al cine.

Representado en más de 170 ciudades a lo largo de 10 años, este musical inspirado en las canciones del grupo de pop ABBA, ha sido visto ya por millones de personas y de seguro que aún le quedan muchos espectadores más a los que encadilar.

La adaptación cinematográfica de la obra pretende cosechar el mismo éxito, aunque conseguir atraer al público al cine con un musical no suele ser tarea fácil, ya que independientemente de su calidad, no es un género que arrastre a la gente en manada.

Así pues, la historia es la misma pero aprovechando las ventajas que este medio puede ofrecer. Una de ellas es básicamente la escenografía. Allí donde el escenario se quedaba pequeño y limitaba las secuencias musicales a pocos espacios, aquí se soluciona sacando el máximo partido a una espléndida isla paradisiaca con sus bellos paisajes y formidables vistas, además de varias localizaciones y estancias (casi todo se desarrolla en un hotel) que enriquecen la narración y por supuesto, la hacen más cinematográfica.

Sophie (Amanda Seyfried) está a punto de casarse, y para tal ocasión quiere contar con la presencia de su padre. Un padre que jamás supo de ella y del que Sophie desconoce por completo su identidad.No obstante, por medio del diario de su madre (Meryl Streep), Sophie descubre a tres posibles candidatos que podrían ser su progenitor, pero a riesgo de tener que elegir al azar en base a unas pocas pistas, decide invitar a los tres hombres para que acudan a la boda y así averiguar en persona cuál de ellos puede ser el hombre que, una alocada noche de verano, dejó embarazada a su madre.De este modo, los tres posibles candidatos; un hombre de negocios, un aventurero y un banquero, aceptan la invitación y se desplazan a la isla griega donde tendrá lugar la ceremonia, alojándose en secreto en el hotel propiedad de Donna, la madre de Sophie.

La llegada de los viejos amantes de Donna revolucionará tanto a la madre como a la hija, y la tarea de descubrir cuál es el padre de la novia será algo más complicado de lo que Sophie pensaba.

La premisa es sencilla y la trama se desarrolla sin demasiadas complicaciones para que todo fluya con facilidad al ritmo de la música. Asimismo, el enredo familiar es el hilo conductor de la historia y las canciones son parte de la narrativa mediante la cuál ésta se nos va relatando. Al ritmo del pop de ABBA, los personajes nos confiesan sus sentimientos mientras cantan y bailan.

Las canciones del grupo han sido introducidas de tal manera que las letras de las mismas encajen con la historia ideada para el musical.

Además los números musicales se suceden uno tras a otro, con mayor o menor tiempo de ‘descanso’ entre uno u otro dependiendo del momento. En estos números no hay grandes alardes escénicos ni rebuscadas coreografías. Más bien todo se desarrolla con una calculada espontaneidad, haciendo de estos números algo cotidiano y dinámico, y transmitiendo en todo momento una sensación de -falsa- improvisación que le da un toque al conjunto mucho más natural y menos recargado que el de otros musicales.

Las canciones son sumamente pegadizas (aquí el mérito es de ABBA) y enseguida el ritmo traspasa la pantalla para atrapar alguna de tus extremidades (un pie, por ejemplo). Los temas más marchosos se van repartiendo, junto a las baladas, a lo largo de la película, aunque son los primeros los que más abundan. Gracias a ello, la película transmite una vitalidad y una energía extraordinarias.

Uno a uno, los temas del grupo van desarrollando la trama y descubriéndonos a los personajes, siempre procurando divertirnos con el espectáculo y metiéndonos la marcha en el cuerpo.

Meryl Streep ya no tiene que demostrarnos nada porque es por todos reconocido su talento y su versatilidad. Aquí, lejos de sus habituales papeles de mujer de armas tomar, tenemos a una Streep más afable y cariñosa.

Su hija en la ficción, Amanda Seyfried, es la que más sorprende a la hora de cantar con su dulce voz. Pero a nivel interpretativo, nos ofrece también una Sophie cándida y llena de buenos sentimientos.No obstante, las que se llevan el premio gordo son las dicharacheras amigas de Donna/Streep, interpretadas por las actrices Julie Walter, la loba solitaria, como a sí misma se define su personaje; y Christine Baranski, la ricachona aficionada a los divorcios y a pasar por quirófano. Ambas están muy sueltas, consiguiendo que sus apariciones sean de las más divertidas de toda la película. Así, en cuanto al reparto masculino, poco se puede decir aparte de que todos cumplen correctamente con sus respectivos roles. En esta ocasión, las mujeres son las verdaderas protagonistas de la función y los hombres quedan relegados a un segundo plano.

Como musical que es, ‘Mamma Mía!. La película’ está lleno de vida y fuerza. Te atrapa el primer instante y no aburre en ningún momento. La trama es simplona y con ello amena.Al fin y al cabo, lo que importa es que la historia interese y los personajes gusten para que luego los números musicales hagan el resto, y en mi opinión, lo han conseguido de sobra.

Una película de esas que te alegran el día. Recomendada especialmente a los amantes de los musicales. Y si os gusta ABBA, como a mí, ‘Mamma Mía!. La película os encantará.

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